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¿Por qué he de confiar más en el Euro que en el Bitcoin?

Publicado el 21/03/2018

Circular de Envid & Asociados, enero 2018.

Esta es la pregunta que me formuló un amigo. Como la contestación no es fácil ensayé una maniobra de distracción: ¿Recuerdas cuando en los billetes de mil pesetas ponía “el Banco de España pagará al portador mil pesetas? Eso sí que trasmitía confianza. Nada menos que el Banco de España, con su magnífico edificio en la calle de Alcalá, sus cámaras acorazadas, sus serios funcionarios, te garantizaba que si ibas con un billete de mil pesetas te pagaba con otro igual, aunque más nuevecito. Pues eso no figura en ningún billete de euro. En serio, me dice sin entrar al trapo, responde a lo que te pregunto.

Hace tiempo que ningún billete recoge aquella leyenda, residuo de unos tiempos en que el papel‐dinero se hallaba respaldado por depósitos de metales nobles en el banco que los emitía. El colosal endeudamiento que originó la guerra en Vietnam obligó a la administración Nixon a terminar con la convertibilidad del dólar por oro en 1971. Vivimos, pues, en un mundo de dinero virtual, del que solo una pequeña proporción se materializa en papel moneda, su mayor volumen son meras anotaciones en cuenta en los registros bancarios.

¿Qué es lo que respalda el valor de los euros? Para emitir euros el Banco Central Europeo calcula lo que se llama la “base monetaria”, o sea los activos del banco, que fundamentalmente están integrados por:

· Oro y divisas depositadas en el BCE
· Créditos otorgados a los bancos comerciales
· Deuda pública propiedad del Banco

Sobre esta base se ordena emitir dinero. La emisión de la moneda es realizada por los distintos bancos centrales de los países adheridos a la moneda común, a quienes el BCE autoriza su emisión y el importe por el que pueden emitirla.

Este es el dinero fiduciario, o sea, el que tiene un respaldo, los activos del BCE. Pero como decimos, este dinero es una pequeña parte del total del dinero existente, la mayor parte es “dinero bancario”, o sea, el creado por los bancos comerciales. Cuando un banco recibe un depósito de dinero, solo ha de guardar en caja una pequeña parte, alrededor del 10%, lo que se llama el “coeficiente de reserva” o “coeficiente de caja”, el resto lo puede prestar. De modo que si a quien lo presta o quien recibe ese dinero lo vuelve a depositar en un banco, éste volverá a hacer lo mismo, guardará un pequeño porcentaje y el resto lo prestará.
En resumen, con 1.000 € en la caja de los bancos, estos han puesto en circulación 10.000 €. Pues bien, estos 9.000 euros creados por los bancos son solo anotaciones en sus registros.

Así es que vivimos sumergidos en un mundo de dinero digital, sin más respaldo que la confianza del usuario en que todo funcione bien y pueda un día rescatar todo el dinero que piensa que tiene depositado en un banco. Pues el bitcoin es lo mismo, dinero digital, con la única diferencia de que carece de la vigilancia de los reguladores bancarios. Pero ¿cuánta confianza podemos tener en que estos reguladores, El BCE y el Banco de España, realicen bien su labor, después de lo visto en la última crisis financiera? Ahí dejo la pregunta. Sin embargo le aconsejé a mi amigo que, salvo cantidades prudentes, sí es que le gusta el juego (el bitcoin sufre una fuerte especulación), no tuviera todos sus ahorros invertidos en bitcoins, pues aquí no sabemos siquiera si hay vigilantes (aunque a estos se les pille mirando para otra parte en momentos críticos, siempre son convenientes) y, sobre todo, porque el bitcoin, dada su opacidad, está siendo utilizado para actividades ilícitas, incluso criminales.