¿SUBIDA GENERALIZADA DE IMPUESTOS? MITO Y REALIDAD DE LA PRESIÓN FISCAL EN ESPAÑA
¿SUBIDA GENERALIZADA DE IMPUESTOS? MITO Y REALIDAD DE LA PRESIÓN FISCAL EN ESPAÑA
La situación económica tras la crisis sanitaria
La previsible contracción del PIB español en 2020, supondrá el empeoramiento de los desequilibrios de nuestra economía. Según recoge un documento recientemente publicado por FEDEA, la economía española cerró 2019 con una tasa de desempleo del 13,8%, seis puntos más que su mínimo alcanzado antes de la Gran Recesión, con un déficit público del 2,8% del PIB, por encima del objetivo previsto (el déficit estructural, según la UE, ronda el 4%), y con una deuda pública del 95% del PIB. Cuando irrumpió la pandemia, nuestro país no había consolidado todavía su situación fiscal, tras seis años de recuperación económica. En la actualidad y en palabras del gobernador del Banco de España, “Tras la pandemia nos vamos a encontrar con el mayor nivel de deuda de nuestra historia”.
Con esta endeble situación de partida, para encarar la crisis económica actual el Gobierno prepara una generalizada subida de impuestos “para el momento adecuado” (ya estaba prevista en el acuerdo de coalición entre PSOE y PODEMOS), que algunas fuentes aseguran que proporcionará unos 7.600 millones: IRPF, Sociedades, Patrimonio, aumento del impuesto al diésel, etc. (otros de nuevo cuño, como la tasa Google o sobre los envases de plástico, seguramente serán asumidos como propios por la UE). Además de una ilusionada esperanza en que Europa financie una parte de nuestros costos de recuperación. El alza de la presión fiscal en nada va a favorecer la reconstrucción económica del país.
Salvo las manifestaciones del gobernador del Banco de España en el Congreso, que instó a la necesaria reforma de las pensiones y la revisión exhaustiva de distintas partidas de gasto, ninguna otra mención se ha escuchado sobre esta necesaria racionalización del gasto público. La receta siempre es la misma, subir más los impuestos.
Presión fiscal y esfuerzo fiscal
Uno de los argumentos que se esgrimen en apoyo de un aumento de impuestos es que la presión fiscal aquí es menor que en otros países de la UE, y esto da margen para incrementarla. Esta afirmación, sin embargo, requiere un más reposado estudio.
La presión fiscal es el cociente, en tanto por ciento, entre los ingresos fiscales de un país y su PIB. O sea, un indicador del nivel que alcanza la utilización por los poderes públicos de los recursos económicos generados por una nación. Esta aparente sencillez esconde una laboriosa elaboración y la exigencia del estudio de sus componentes para extraer de él ideas útiles. Alguna mayor información nos proporciona el dividir este índice por el PIB per cápita, obteniendo el índice de Kant, más conocido como “esfuerzo fiscal”, que nos informa del sacrificio para el ciudadano que supone el nivel de impuestos de su país. Sencillamente, no requiere el mismo esfuerzo una presión fiscal del 50% sobre 100.000 €, que el 50% sobre 10.000 €. Por otra parte, aunque estas ratios nos dan una visión sintética del grado de disposición de los recursos económicos, ninguna de ellas nos advierte sobre la eficacia y eficiencia con que administra y aplica el Estado los ingresos tributarios, ni si está justificado el nivel que alcanzan.
Verdades y omisiones al hablar de la presión fiscal española.
Según Eurostat, en 2018 la media de la presión fiscal de los estados miembros de la UE se situó en el 45%. Esto supondría que España estaba a unos cinco puntos por debajo de esta media. Sin embargo, si se compara con la media de los miembros de la OCDE, nuestro país se sitúa por encima de ella. Pero un análisis detenido de estos índices muestra que la realidad es mucho más compleja.
Un estudio muy detallado de la presión fiscal española es el de David López-Rodríguez y Cristina García Ciria publicado en 2018 por el Banco de España. En este trabajo se analizan los componentes de los ingresos fiscales, comparando sus índices con el del resto de los países de la Unión. El informe divide los componentes de la recaudación fiscal en cuatro grandes grupos:
• Imposición sobre el trabajo
• Imposición sobre el consumo
• Imposición sobre el capital
• Imposición sobre la propiedad .
Imposición sobre el trabajo
Incluye tanto la tributación en el IRPF de las rentas salariales, como su contribución a la seguridad social. Se trata de la principal fuente de ingresos de las administraciones públicas de la UE, alcanzando un promedio del 17,1% del PIB. En España su incidencia es menor, pues representa el 16%. La diferencia sería mayor si no fuera porque España se sitúa entre las economías con un mayor peso relativo de las cotizaciones sociales por cuenta de los empresarios (el 11.4 % del PIB, frente al 10,7% de media en la UE).
La causa de su menor contribución a los ingresos fiscales del Estado se encuentra en los bajos salarios españoles frente a los de las economías más desarrolladas de la UE, por lo que para sacar conclusiones provechosas hay que acudir a lo que se denomina “cuña fiscal”, o sacrificio fiscal, que se obtiene como cociente entre: la suma de los impuestos sobre la renta personal derivados de las rentas del trabajo y las cotizaciones sociales, por un lado, y el salario medio bruto de los empleados a tiempo completo en el sector privado, por otro. Pues bien, esta cuña fiscal sitúa a España por encima de la media de la OCDE para todos los tramos de renta y situaciones familiares.
Imposición sobre el consumo
Básicamente está integrada por el IVA y los Impuestos especiales. Hay que adelantar que la recaudación por los impuestos sobre el consumo es relativamente baja en todos los países europeos, si se compara con la contribución de esta imposición en los países avanzados como EE. UU. o Japón, donde son bastante más significativos. Dentro de este marco, España se encuentra entre el conjunto de las economías de la UE con menor presión fiscal relativa sobre el consumo (9,4% del PIB, frente al 12,3% del promedio europeo).
Imposición sobre el capital
El capital es gravado por los impuestos que pesan sobre sus beneficios (impuesto sobre sociedades e IRPF de los empresarios individuales y sus propias cotizaciones sociales) y los rendimientos del capital. En conjunto, estas figuras tributarias proporcionan unos ingresos fiscales del 7 % del PIB en la UE, frente al 7,9 % en España en 2016.
Por su volumen cobra especial importancia en este capítulo el Impuesto sobre las sociedades, que en la media de la UE se sitúa en el 2,8% del PIB, mientras que en España supone 2.3%. Pero antes de pregonar que las sociedades en nuestro país pagan menos que en nuestro entorno, hay que hacer algunas consideraciones: primera, que a lo largo del tiempo la recaudación por este gravamen ha sufrido grandes oscilaciones debidas a la crisis económica de 2009 y su lenta remontada, y, segunda, que como consecuencia de ella, las sociedades españolas han arrastrado fuertes pérdidas, que la legislación fiscal permite compensar con beneficios futuros, lo que redunda en una menor tributación.
Sobre esta última posibilidad hay que notar que es una facultad prevista por todas las legislaciones fiscales de países desarrollados, y que en España, a raíz de la normativa emanada en 2015, se ha cercenado bastante, ya que solamente se permite compensar un millón de euros de pérdidas anteriores en cada ejercicio y siempre que no supere el 70% de la base imponible positiva del mismo, en cuyo caso queda restringida hasta este último límite.
Hay que reflexionar sobre el hecho de que este impuesto es un factor que se tiene muy en cuenta por el capital extranjero a la hora de invertir en un determinado país, lo que provoca una fuerte competencia fiscal entre estados. Países como Dinamarca, Suecia, Reino Unido o Irlanda, tienen tipos de impuesto sobre sociedades más bajos que los nuestros.
Imposición sobre la propiedad.
Son los impuestos que gravan tanto la propiedad como su transmisión. Históricamente en España ha tenido gran relevancia la imposición sobre las transmisiones de inmuebles (Impuesto sobre transmisiones patrimoniales y actos jurídicos) frente a la menor incidencia de su posesión (Impuesto sobre bienes inmuebles, IBI), aunque en los últimos años, debido tanto a la crisis inmobiliaria como al incremento que ha sufrido el IBI, se ha reducido el desequilibrio.
Los impuestos que como el IBI español gravan la posesión, y por tanto, tienen una naturaleza más permanente, muestran una gran diversidad en los países de la UE, así en Francia y Reino Unido, su recaudación representa más del 4% del PIB, mientras en otros como Italia, Portugal o Polonia, su nivel de incidencia en el PIB se halla por debajo de España. España, con el 1,2% del PIB estaría algo por encima de la media de la UE.
Alguna conclusión
Aunque el estudio comentado está realizado antes de la aparición del covid-19 y los datos macroeconómicos van a verse alterados, esta es su principal virtud, pues aparte de que la contracción del PIB llevaría consigo, si no se alteraran los tipos impositivos, una reducción proporcional de la mayoría de los impuestos, la estructura general de nuestra imposición es la que ha de tomarse como base de partida para un planteamiento de subida generalizada y permanente de los impuestos.
Hemos visto como Europa presenta la anomalía de basar su sistema recaudatorio más en los impuestos personales, que en los que gravan el consumo, caso contrario al de otras economías avanzadas, como las de EE. UU. y Japón, y también, como dentro de este panorama España exhibe una menor presión fiscal sobre el consumo. Sin duda, en nuestro país forzar la recaudación por IVA es la que presenta más margen en el previsible incremento de los impuestos. En esto coincide el gobernador del Banco de España, a su juicio, es preciso eliminar multitud de artículos que tributan al tipo reducido y superreducido para que pasen a tributar al tipo normal.
La elevada “cuña fiscal” sobre los salarios exige un gran cuidado a la hora de aumentar los tipos del IRPF, y seguramente potenciaría más el consumo en nuestro país unos tipos moderados de la imposición sobre la renta, que liberaría más renta disponible para las familias, que la rebaja de los tipos de IVA.
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Documentos. – “Estructura impositiva de España en el contexto de la Unión Europea”. David López-Rodríguez y Cristina García Ciria. Madrid. Banco de España. 2018.
“Por la estabilidad Macroeconómica y Presupuestaria tras el COVID-19”.- Fedea Policy Papers- 220/07
Eurostat. Statics Explained. Estadísticas de la Hacienda Pública